Mi cuerpo no me pertenece





Mi vida y mi cuerpo se acaban. Se deterioran a medida en la que pasa el tiempo. Mi cuerpo no es mío. No hay control sobre su envejecimiento. Mi permanencia es este cuerpo es indefinida. Unos días, unos años, en un segundo se puede acabar. Lo quiera o no, hay un fin y no me corresponde saber cuando. 

Mi dibujo soy yo. Es el cuerpo en el que estoy. Se arruga, su lastima, cambia y no vuelve a ser lo que fue en un principio. Lo que le pase al cuerpo no se puede borrar ni cambiar. En el dibujo no hay un  representación exacta de mi, no está mi reflejo, ni estoy pintada; pero veo una parte de mi cuerpo, veo todas las partes, y veo mi cuerpo entero a la vez. Es una apropiación de mi fisionomía que no se queda en la apariencia. No es una copia del cuerpo en el que estoy pero si me evoca a el. 

A través del dibujo como medio, podemos permitirnos explorar diferentes formas de representación, generar una consciencia interior frente al cuerpo.

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